Historia de Santiago del Estero

Por Guillermo Adolfo Abregú

Breve reseña histórica de la provincia de Santiago del Estero, nominada "Madre de Ciudades" por ser la más antigua de la Argentina. Fragmentos de la obra publicada con forma de libro por la Municipalidad de la Capital de Santiago el Estero en 2003, con motivo de celebrarse su 450 aniversario.

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Ubicación: Internacional, Santiago del Estero, Argentina

lunes, julio 25, 2005

La primera ciudad

Habían bajado de lo más alto de las “Indias hechas América”, entrando por Humahuaca hasta el Aconquija. En las faldas de los cerros tucumanos (cerca de la actual Monteros), se asentó la tercera expedición de los españoles que venían del Cuzco, de la Ciudad de los Reyes y Potosí.
Un 29 de junio de 1550, llamaron ciudad del Barco a ese reducido y primer establecimiento poblacional, con el fin de darle una capital a la vasta región de la provincia del Tucumán. Pero al cabo de algunos meses, el capitán fundador, don Juan Núñez de Prado, tuvo que disponer su traslado a los valles calchaquíes (hoy localidad salteña de San Carlos), buscando evitar incorrectos reclamos jurisdiccionales de Chile -que lo habían llevado a una derrota armada frente a los hombres del capitán Villagrán-, y eludiendo el asedio de belicosos juríes y diaguitas.
En 1551, en la nueva ubicación, a su ciudad del Barco le agregó: del Nuevo Maestrazgo de Santiago (en homenaje al Presidente de la Audiencia de Lima, Pedro La Gasca, nacido en la ciudad del Barco de Ávila, y en honor al Apóstol Santiago el Mayor, Patrono de España). Y por similares circunstancias que antes volvió a transportarla, pero esta vez -al decir de Ricardo Rojas- “dejando atrás el país de la montaña, del reino calchaquí, para entrar en el país de la selva”, el de la boscosa llanura santiagueña.
Crónicas imprecisas, pero quizás aproximadas, nos dicen que fueron entre 150 y 200 los primeros llegados a estas tierras, entre soldados, civiles, pocas familias, indios auxiliares y dos sacerdotes. Al comienzo de la gesta, sólo habían sido 84 los hombres que salieron junto a Núñez de Prado.
Ciudad andante la del Barco tercera. Sus itinerantes pobladores traían a cuestas bagajes y enseres para la vida diaria. Los soldados cuidaban de las cargas más pesadas a lomo de mulas y caballos: armas, bastimentos para levantar en primera instancia tiendas de campaña, bolsones con maíz americano, trigo y cebada para hacer el pan, semillas para la siembra del zapallo, porotos y otros productos de la tierra; gallinas en jaulones, vasijas y zurrones de cuero para almacenar agua pura y aceite, a la vez que arreaban un importante número de ganado (yeguas, potros, ovejas y cabras), con destino a las chacras que formarían.
Ya tenían idea y pericia de cómo recomenzar una ciudad.
El lugar elegido para afincarla fue un sitio despejado entre la tupida vegetación, sobre la margen derecha del río del Estero (así se llamaba el río Dulce), estimado entre 1400 metros y 2 kilómetros al sur de la actual capital santiagueña, o probablemente en el ángulo que conforma la avenida Alsina con la calle Independencia. En coordenadas geográficas, como en los dos asentamientos
anteriores, escapaba al territorio que la Audiencia de Lima le concediera a Chile, aunque su gobernador, Pedro de Valdivia, pensaba lo contrario debido a cálculos erróneos (o intencionados), manteniendo el plan de incorporarla a sus dominios.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Todo perfecto pero pueden contar la verdad sobre la fundacion, ya sabemos que la historia engaña pero no tanto!!!!!!

agosto 03, 2008 4:43 p. m.  

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